En la localidad de General Mosconi, Provincia de Salta, viven alrededor de quinientas familias de la Comunidad Wichi. No cuentan con servicio de agua potable, eliminación de excreta, ni recolección de residuos. Sus hogares se hallan en condiciones de hacinamiento, ya que cuentan con espacios muy pequeños y un promedio de seis niños menores de seis años por familia. Las mujeres de la comunidad en edad fértil son aproximadamente seiscientas y se producen trescientos nacimientos al año, entre otras razones porque no cuentan con métodos de anticoncepción y planificación familiar. Incluso no hay en la comunidad profesionales médicos ginecólogos u obstetras.

Los niños son los más afectados por la desnutrición y los índices de mortalidad son muy altos. Debido a la gran discriminación que sufre la comunidad por parte de los habitantes de la ciudad, los wichis no se acercan a los hospitales en busca de ayuda o asesoramiento. La discriminación alcanza niveles vergonzosos: los niños asisten a escuelas diferenciales de discapacidad con la “justificación” de que no conocen el idioma castellano.
En cuanto al desempleo, las tasas son muy altas: las mujeres no trabajan y el 90% de los hombres se encuentran desempleados.

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